martes, 22 de septiembre de 2009

Blog y literatura: nuevas inte-relaciones


En la actualidad son muchas las preguntas en torno a la ejecución de los blogs en relación con la literatura: ¿Aísla el blog al lector del texto base?, ¿Existe un método de análisis definido para la implementar los blogs en el aula?, ¿Acaso un libro impide la proliferación de nuevos sentidos? O ¿Desconoce la literatura la creación de mundos posibles? Estas y otras preguntas han generando dicotomía entre el texto virtual Vs texto impreso. Se hace necesario observar las posibles relaciones entre blog y literatura, para la ejecución de estas en el aula.

Por un lado, encontramos los “blogs” que dan nuevos sentidos y entrecruzan a los diferentes discursos que se manejan en la red, que trae consigo espacios personales, donde la interacción se hace constante con los diferentes autores, donde se pretende mantener activo al lector por medio de la difusión, interacción y creación literaria, sin desconocer que gran parte de la información que circula es basura, que en ocasiones aíslan al lector del texto base al ofrecer múltiples opciones que lo apartan del texto y lo hacen ir por las ramas. Es en ese momento, donde el docente interviene con el uso adecuado en la red.

Ahora bien, nos encontramos ante el texto impreso, que también combina diversos discursos, los cuales permiten hacer diálogos con otros textos, que requieren una lectura comprometida y constante. Es poder sentir el libro y despertar confines sonoros, que con la red no se hace, al ofrecer cientos de enlaces e intentar tomarlos la vez, aunque los jóvenes, hacen de ello su mejor forma de goce literario.

Las alternativas de llevar estos medios al aula no son ajenas y se hace urgente un uso adecuado de estos, donde los participantes hagan parte de la historia, porque tal vez aun estamos sumergidos en una época Medieval, al querer conservar los ácaros de los libros.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines